La mayor peculiaridad de esta plaza está en sus lados mayores, donde se levanta un armónico conjunto de viviendas que se disponen sobre soportales en dos alturas, sostenidas por ochenta y cinco columnas de piedra, sobre las que descansan gruesas zapatas y vigas de madera pintadas de almagre (oxido de hierro de color rojo, más o menos arcillo). Estas edificaciones de modestos materiales tienen su mayor originalidad en el doble piso de galería acristalada, que proporciona un característico sabor al conjunto, tratándose de un caso singular de la arquitectura castellana.